El mundo digital ha llegado para quedarse y poco a poco también está invadiendo el mundo de la asesoría fiscal. Hacienda, como el resto de administraciones, cada día exige más trámites online y cierra los tradicionales canales de comunicación directa. El año próximom, 2023, desaparece la predeclaración de IVA, de forma que ya no será posible imprimir en papel el modelo trimestral para que el cliente vaya al banco a pagarlo. A partir de ahora, o bien se domicilia el pago del tributo o bien será imprescindible pedir NRC para su posterior presentación online. Todo esto está muy bien, pero claro, ya puestos lo suyo sería facilitar las cosas tanto al contribuyente como a sus asesores, y ya que han habilitado el pago con tarjeta bancaria que permitiesen el mismo aunque el titular de la tarjeta no sea el titular del certificado que presenta el modelo, pues como es sabido los asesores presentamos modelos de los clientes sin que éstos nos den una tarjeta de crédito a nuestro nombre.

Bienvenida sea la tecnología, pero si en lugar de facilitar las cosas pone más piedras en el camino ya complicado del contribuyente, no es raro que se piense que cualquier tiempo pasado fue mejor.