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Asesoria fiscal en Granada, un economista y un abogado tributario a su lado
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Las pólizas de crédito, como todos los productos financieros, no son buenos ni malos en sí mismo, simplemente se adaptan mejor o peor a las necesidades de la empresa, con un coste previamente determinado. Una póliza de crédito te permite disponer rápidamente de una cantidad de dinero, que dependerá del límite de la póliza, y  la posibilidad de devolverlo igual de rápido o tranquilamente dentro del plazo máximo acordado. Esa es la característica principal de una póliza de crédito, y lo que la diferencia de un préstamo, flexibilidad en la disposición y devolución del dinero. Precisamente por eso carece de sentido pedir una póliza de crédito para disponer inmediatamente de todo el dinero, y no pretender devolverlo a corto plazo… para eso mejor los préstamos. El mejor ejemplo de utilidad financiera de las pólizas de crédito son las campañas comerciales. Permiten disponer de dinero para adquirir la mercancía que se va a vender en los próximos 3 o 6 meses, y conforme se realicen las ventas se irá devolviendo al ritmo que marquen las ventas, con la máxima flexibilidad, sin la rigidez en plazos e importes de un préstamo. Cuando acaba una campaña empieza otra, y volveremos a disponer del crédito sin tener que solicitar un nuevo préstamo, ahorrando en costes de estudio y formalización. Vemos así que la utilidad de una póliza es facilitar liquidez a la empresa de forma flexible, con un tope máximo, durante un largo plazo de tiempo, soportando el coste de los intereses únicamente por el importe dispuesto en cada momento, a cambio de pagar una pequeña comisión por el crédito no utilizado. Una de las mejores herramientas para optimizar la gestión financiera de la empresa.  

Un economista te aconseja sobre pólizas de crédito

¿Cuándo usar una póliza de crédito?