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Lo más caro en un viaje es el hotel…

Precio en los servicios

Precio en los serviciosÚltimamente este anuncio no para de repetirse, ha tenido un gran éxito, pero no es menos cierto que encierra una gran equivocación: ¿Lo vemos?

Cambiemos el anuncio para verlo mejor:

«Lo más caro de un coche es el motor… Compra ahora tu coche a pedales y muévete por la ciudad por mucho menos»

«Lo más caro de un restaurante es la comida… Ahora compra tu sandwichera y sal a comer a la calle por mucho menos»

Ya veis por donde van los tiros… Si en un viaje quitamos el hotel y lo sustituimos por un apartamento, sin duda el viaje es más barato, pero no porque hayamos encontrado un hotel más barato, sino porque directamente hemos prescindido de todos los servicios de hostelería que incorpora un hotel frente a un apartamento, y que son los que justifican la diferencia de precio. No se trata de que un apartamento sea una mala idea, o un mal viaje… pero no es lo mismo un viaje de mochilero que un todo incluido, independientemente de que uno tenga un precio más bajo que el otro, no es razonable decir que uno es caro y otro barato porque sería como decir que la verdura es más barata que las gambas.

Sin duda hay que felicitar a los responsables de la campaña publicitaria, es realmente buena ya que cumple su objetivo, aunque sea a base de aprovechar una debilidad mental de los consumidores, que se “dejan” engañar.

Este ejemplo sirve para todo tipo de servicios, desde que te alquiler el taller en vez de que te reparen el coche, que te rellenen los modelos fiscales en lugar de asesorarte, que te dejen hacer los deberes en vez de darte clases… Cuando compares servicios no olvides que lo más importante a comparar es el servicio que recibes para, después, ponerlo en relación al precio que tienen y ahora sí, decidir si el valor añadido de uno frente al otro compensa la diferencia de precio, tanto si eres el que contrata el servicio como si eres el que lo presta.

El precio del vino

El precio del vino

¿Por qué vale una botella de vino más que otra? El sector del vino es sin duda muy peculiar, pero en economía no lo es más que otro cualquiera, puesto que todos los sectores tienen sus propias variables que definen el entorno en que se desarrollan. Una vez reducidas a una ecuación matemática, la poética desaparece para dar paso a la cruda realidad: el precio se determina para maximizar el beneficio.

Existen dos formas de determinar el precio: construirlo o deconstruirlo, como se suele decir en la cocina. La primera visión parte del estudio de los costes de la empresa, que determinan el precio mínimo de venta, al que sumamos el margen deseado por la empresa para obtener el precio final de venta, que luego será juzgado por el mercado. Una segunda visión, la inversa resultaría de analizar el mercado para determinar el precio que un consumidor estaría dispuesto a pagar por nuestro vino, para luego analizarlo en la empresa para determinar que resultados determina en función de nuestra estructura.

Ambos caminos se complementan, y al final no queda más remedio que explorar ambos para tomar la mejor de las decisiones. Pero la información cuesta dinero y eso suele imponerse al resto de variables. Además es una labor que, siendo imprescindible en los comienzos de una empresa, se suele aparcar en un cajón pasados los años, entrando en un círculo vicioso de apatía donde las empresas suelen olvidarse de analizar lo que llevan tantos años aplicando con mayor o menor éxito.

Desde nuestra asesoría te invitamos a que le eches un ojo a tus precios, a tu cuenta de resultados, la degustes, la paladees… para sacarle todas las notas de sabor que la conforman y puedas mejorar el resultado como harías con una buena copa de vino. Por supuesto, estaríamos encantados de ayudarte en este trabajo ya que prestamos servicios de asesoramiento económico y financiero desde Granada, y es que una copa de vino en compañía siempre sabe mejor.